La lengua es un miembro pequeño,
que se jacta de grandes cosas.
He aquí, ¡cuán grande bosque enciende un pequeño fuego!
Y la lengua es un fuego, un mundo de maldad.
La lengua está puesta entre nuestros miembros,
y contamina todo el cuerpo,
e inflama la rueda de la creación,
y ella misma es inflamada por el infierno.
Porque toda naturaleza de bestias,
y de aves, y de serpientes, y de seres del mar,
se doma y ha sido domada por la naturaleza humana;
pero ningún hombre puede domar la lengua,
que es un mal que no puede ser refrenado,
llena de veneno mortal.
Con ella bendecimos al Dios y Padre,
y con ella maldecimos a los hombres,
que están hechos a la semejanza de Dios.
De una misma boca proceden bendición y maldición.
Hermanos míos, esto no debe ser así.
¿Acaso alguna fuente
echa por una misma abertura agua dulce y amarga?
Santiago 3,5-11
Hay hombres cuyas palabras
son como golpes de espada;
Mas la lengua de los sabios es medicina
Proverbios 12,18
Si alguno se cree religioso entre vosotros,
y no refrena su lengua,
sino que engaña su corazón,
la religión del tal es vana.
Santiago 1,26
El que quiere amar la vida
y ver días buenos,
Refrene su lengua del mal,
y sus labios no hablen engaño;
apártese del mal, y haga el bien;
busque la paz, y sígala
Porque los ojos del Señor están sobre los justos,
Y sus oídos atentos a sus oraciones;
Pero el rostro del Señor
está contra aquellos que hacen el mal.
1a Pedro 3,10-12
Oísteis que fue dicho a los antiguos:
No matarás;
y cualquiera que matare será culpable de juicio.
Pero yo os digo
que cualquiera que se enoje contra su hermano,
será culpable de juicio;
y cualquiera que diga:
Necio, a su hermano,
será culpable ante el concilio;
y cualquiera que le diga fatuo,
quedará expuesto al fuego del infierno.
Mateo 5,21-22
El hombre bueno,
del buen tesoro de su corazón saca lo bueno;
y el hombre malo,
del mal tesoro de su corazón saca lo malo;
porque de la abundancia del corazón
habla la boca.
Lucas 6,45
Yo os digo
que de toda palabra ociosa que hablen los hombres,
de ella darán cuenta en el día del juicio
Porque por tus palabras serás justificado,
y por tus palabras serás condenado.
Mateo 12,36-37
que se jacta de grandes cosas.
He aquí, ¡cuán grande bosque enciende un pequeño fuego!
Y la lengua es un fuego, un mundo de maldad.
La lengua está puesta entre nuestros miembros,
y contamina todo el cuerpo,
e inflama la rueda de la creación,
y ella misma es inflamada por el infierno.
Porque toda naturaleza de bestias,
y de aves, y de serpientes, y de seres del mar,
se doma y ha sido domada por la naturaleza humana;
pero ningún hombre puede domar la lengua,
que es un mal que no puede ser refrenado,
llena de veneno mortal.
Con ella bendecimos al Dios y Padre,
y con ella maldecimos a los hombres,
que están hechos a la semejanza de Dios.
De una misma boca proceden bendición y maldición.
Hermanos míos, esto no debe ser así.
¿Acaso alguna fuente
echa por una misma abertura agua dulce y amarga?
Santiago 3,5-11
Hay hombres cuyas palabras
son como golpes de espada;
Mas la lengua de los sabios es medicina
Proverbios 12,18
Si alguno se cree religioso entre vosotros,
y no refrena su lengua,
sino que engaña su corazón,
la religión del tal es vana.
Santiago 1,26
El que quiere amar la vida
y ver días buenos,
Refrene su lengua del mal,
y sus labios no hablen engaño;
apártese del mal, y haga el bien;
busque la paz, y sígala
Porque los ojos del Señor están sobre los justos,
Y sus oídos atentos a sus oraciones;
Pero el rostro del Señor
está contra aquellos que hacen el mal.
1a Pedro 3,10-12
Oísteis que fue dicho a los antiguos:
No matarás;
y cualquiera que matare será culpable de juicio.
Pero yo os digo
que cualquiera que se enoje contra su hermano,
será culpable de juicio;
y cualquiera que diga:
Necio, a su hermano,
será culpable ante el concilio;
y cualquiera que le diga fatuo,
quedará expuesto al fuego del infierno.
Mateo 5,21-22
El hombre bueno,
del buen tesoro de su corazón saca lo bueno;
y el hombre malo,
del mal tesoro de su corazón saca lo malo;
porque de la abundancia del corazón
habla la boca.
Lucas 6,45
Yo os digo
que de toda palabra ociosa que hablen los hombres,
de ella darán cuenta en el día del juicio
Porque por tus palabras serás justificado,
y por tus palabras serás condenado.
Mateo 12,36-37