La quejas contra La Iglesia del Señor.
El diccionario define a la miopía
como el "defecto óptico caracterizado por la falta de visión clara
de objetos distantes".
Así, pues, una persona miope
no puede ver más allá de lo que alguien normalmente vería.
Eso era el problema que evidenciaba el pueblo de Israel
cuando se daban a murmurar contra Moisés y el Señor.
A ellos les costaba ver que detrás de las apariencias de las cosas
se escondía la presencia poderosa del Señor.
En su miopía,
ellos creían que podían echar toda la culpa de la falta de pan o de agua
a Moisés.
"¡Total, él fue quien les dijo que salieran de Egipto por mandato de Dios ! "
Como quiera que sea,
ellos veían en Moisés al responsable por sus necesidades.
Sobre él concentraron todas sus palabras,
quejas, reacciones negativas.
Sin embargo, aunque sus murmuraciones iban contra Moisés,
al final eran dirigidas contra Dios.
Este era el grado de su miopía.
Pero Dios, quien todo lo ve,
así como todo lo oye,
respondió de una manera rápida y directa a sus quejas diciendo:
"El Señor os dará en la tarde carne para comer,
y en la mañana pan hasta saciaros;
porque Dios ha oído vuestras murmuraciones
con que habéis murmurado contra él;
porque nosotros, ¿qué somos?
Vuestras murmuraciones no son contra nosotros,
sino contra Dios" Exodo 16,8
Una cosa era muy cierta,
Moisés no podía alimentar tan enorme congregación.
Al igual que ellos, la comida que había traído de Egipto
ya se le estaría acabado también.
De manera que sus agresivas quejas contra el siervo de Dios
eran injustas e innecesarias.
Pero esto prueba la tendencia del corazón del hombre.
Cuando hace falta algo,
es muy natural echarle la culpa a lo que está más cerca de nosotros,
que ver más allá de las eventuales salidas,
que Dios dà a los que confìan en Èl.
Dos cosas se ponen de manifiesto
respecto a la murmuración de los israelitas.
Por un lado, no hay murmuración que se haga que no sea oída por Dios.
¡No nos engañemos, hermanos,
Dios no sufre de sordera como algunos de nosotros!
Si las oraciones que le presentamos
son como el incienso que se quema en el altar de su presencia.
Las murmuraciones que salen de nuestros labios
tambien llegan hasta su presencia.
Hay que señalar que la murmuración que se hace
contra La Iglesia de Cristo,
tiene como fin murmurar contra el mismo Dios.
Dios no dudó en decirle esto a Moisés
cuando escuchó el torrente de quejas que salían de toda la multitud.
Y contra esa murmuración
Dios responde dándoles comida hasta saciarse.
Ahora bien, ellos no necesitaban carne,
pues con el maná era suficiente por ser delicioso y muy nutritivo,
sin embargo de todas maneras lo exigieron
y el Señor les mandó codornices,
que engulleron hasta enfermarse!
El salmista resalta este detalle:
"¡Les dio lo que pidieron;
mas envió mortandad sobre ellos!"
Salmo 106:15
La murmuración tiene la misión de oscurecer nuestra visión,
de modo que veamos más lo que hace falta y los fallos en La Iglesia,
que las bendiciones que hemos recibido.
El murmurador tiene una vista muy corta.
La advertencia de la Biblia respecto a la murmuración es clara,
más aun tomando en cuenta este ejemplo.
Así nos dice La Palabra :
“Ni murmuréis, como algunos de ellos murmuraron,
y perecieron por el poder del destructor”
1a de Corintios. 10:10
Enviado por la hermana Deissyta
El diccionario define a la miopía
como el "defecto óptico caracterizado por la falta de visión clara
de objetos distantes".
Así, pues, una persona miope
no puede ver más allá de lo que alguien normalmente vería.
Eso era el problema que evidenciaba el pueblo de Israel
cuando se daban a murmurar contra Moisés y el Señor.
A ellos les costaba ver que detrás de las apariencias de las cosas
se escondía la presencia poderosa del Señor.
En su miopía,
ellos creían que podían echar toda la culpa de la falta de pan o de agua
a Moisés.
"¡Total, él fue quien les dijo que salieran de Egipto por mandato de Dios ! "
Como quiera que sea,
ellos veían en Moisés al responsable por sus necesidades.
Sobre él concentraron todas sus palabras,
quejas, reacciones negativas.
Sin embargo, aunque sus murmuraciones iban contra Moisés,
al final eran dirigidas contra Dios.
Este era el grado de su miopía.
Pero Dios, quien todo lo ve,
así como todo lo oye,
respondió de una manera rápida y directa a sus quejas diciendo:
"El Señor os dará en la tarde carne para comer,
y en la mañana pan hasta saciaros;
porque Dios ha oído vuestras murmuraciones
con que habéis murmurado contra él;
porque nosotros, ¿qué somos?
Vuestras murmuraciones no son contra nosotros,
sino contra Dios" Exodo 16,8
Una cosa era muy cierta,
Moisés no podía alimentar tan enorme congregación.
Al igual que ellos, la comida que había traído de Egipto
ya se le estaría acabado también.
De manera que sus agresivas quejas contra el siervo de Dios
eran injustas e innecesarias.
Pero esto prueba la tendencia del corazón del hombre.
Cuando hace falta algo,
es muy natural echarle la culpa a lo que está más cerca de nosotros,
que ver más allá de las eventuales salidas,
que Dios dà a los que confìan en Èl.
Dos cosas se ponen de manifiesto
respecto a la murmuración de los israelitas.
Por un lado, no hay murmuración que se haga que no sea oída por Dios.
¡No nos engañemos, hermanos,
Dios no sufre de sordera como algunos de nosotros!
Si las oraciones que le presentamos
son como el incienso que se quema en el altar de su presencia.
Las murmuraciones que salen de nuestros labios
tambien llegan hasta su presencia.
Hay que señalar que la murmuración que se hace
contra La Iglesia de Cristo,
tiene como fin murmurar contra el mismo Dios.
Dios no dudó en decirle esto a Moisés
cuando escuchó el torrente de quejas que salían de toda la multitud.
Y contra esa murmuración
Dios responde dándoles comida hasta saciarse.
Ahora bien, ellos no necesitaban carne,
pues con el maná era suficiente por ser delicioso y muy nutritivo,
sin embargo de todas maneras lo exigieron
y el Señor les mandó codornices,
que engulleron hasta enfermarse!
El salmista resalta este detalle:
"¡Les dio lo que pidieron;
mas envió mortandad sobre ellos!"
Salmo 106:15
La murmuración tiene la misión de oscurecer nuestra visión,
de modo que veamos más lo que hace falta y los fallos en La Iglesia,
que las bendiciones que hemos recibido.
El murmurador tiene una vista muy corta.
La advertencia de la Biblia respecto a la murmuración es clara,
más aun tomando en cuenta este ejemplo.
Así nos dice La Palabra :
“Ni murmuréis, como algunos de ellos murmuraron,
y perecieron por el poder del destructor”
1a de Corintios. 10:10
Enviado por la hermana Deissyta