¿ Qué es la Santa Misa ?

[size=18]

Este es el pan que desciende del cielo,
para que el que de él come, no muera.
Yo soy el pan vivo que descendió del cielo;
si alguno comiere de este pan, vivirá para siempre; y
el pan que yo daré es mi carne,
la cual yo daré por la vida del mundo.
Evangelio de San Juan Cap. 6,41-51


El antiguo pueblo de Israel comiò aquel maná,
aquel pan con el que Dios los alimentó en el desierto
asi es como fueron sostenidos por El Señor en el camino

Los judios comian en pan (maná)
comían aquella carne que Dios les daba en el desierto
Los judiós comían en Pascua aquel cordero
que le recordaba el pacto de Dios con aquel pueblo

En El Nuevo Testamento
Jesus es el verdadero Pan del cielo

Jesús es aquel Pan que baja del cielo
Jesus es aquella carne que comian en el desierto
Jesus es el aquel Cordero que comian los judios en Pascua

Pues todo el Antiguo Testamento
contenía las sombras de lo que había de venir.

Jesus está presente en el pan,
su carne es verdadero alimento para su pueblo.

Hermanos cuando oigamos la campanita
a la hora de la consagracion
recordemos el sacrificio de Jesus en el Calvario :


"Te ofrecemos Padre el Pan de Vida
y el Càliz de Salvacion
y te damos gracias porque nos consideras dignos
de ejercer en tu presencia esta accion sacerdotal"

"Allí estaba yo, de incógnito:
un ministro protestante vestido de paisano,
deslizándome al fondo de un templo católico
para presenciar mi primera Misa.

Quería entender sobre los cristianos de los primeros siglos
pero no tenía ninguna experiencia sobre la liturgia.

Me prometí que no me arrodillaría
ni tomaría parte en ninguna idolatría.

Me senté en la penumbra.
Delante de mí había un buen número de fieles catolicos

Me llamaron la atención sus genuflexiones
y su concentración en la oración.

Entonces sonó una campana
y todos se pusieron de rodillas.

Inseguro de mi mismo, me quedé sentado.
como evangélico
se me había enseñado durante años
que la Misa
era el mayor sacrilegio que un hombre podía cometer.

La Misa - me habían enseñado,
era un ritual que pretendía volver a sacrificar a Jesucristo.
Así que permanecí como mero observador.

Sin embargo, a medida que la Misa avanzaba,
algo se agolpaba en mi cabeza

La Biblia estaba siendo predicada delante de mí:
¡en las palabras de la Misa !

La experiencia fue sobrecogedora.
permanecí sin embargo al margen
hasta que oí al sacerdote
pronunciar las palabras de la consagración:

Esto es mi Cuerpo... éste es el cáliz de mi Sangre.

Sentí entonces que toda mi duda se esfumaba.
mientras veía al sacerdote alzar el blanco pan
sentí que surgía de mi corazón
una plegaria, un susurro:

¡Señor mío y Dios mío, realmente eres tú!

No podía imaginar mayor emoción
que la que habían obrado en mí esas palabras.

La experiencia se intensificó un momento después,
cuando oí a toda la comunidad recitar:

Cordero de Dios... Cordero de Dios...
Cordero de Dios ten piedad de nosotros

Entonces oí al sacerdote responder mientras levantaba la hostia :

Éste es el Cordero de Dios que quita los pecados del mundo

En menos de un minuto,
la frase Cordero de Dios había sonado cuatro veces.

Con muchos años de estudio de la Biblia,
yo sabía inmediatamente en que parte de La Biblia me encontraba.

Estaba en el libro del Apocalipsis,
donde a Jesús se le llama Cordero no menos de 28 veces en 22 capítulos.

Estaba en la fiesta de bodas que describe San Juan
al final del último libro de la Biblia.

Estaba ante el trono celestial,
donde Jesús es aclamado eternamente como El Cordero.

No estaba preparado para esto, sin embargo...

¡Yo estaba en una Misa!

Regresaría a Misa al día siguiente,
y al siguiente, y al siguiente...

Cada vez que volvía, descubría
que se cumplían ante mis ojos Las Escrituras.

El Apocalipsis se me hacía visible,
alli donde se describe el culto de los ángeles y los santos en el cielo.
En la iglesia oía a la comunidad que cantaba:

Santo, Santo, Santo...es El Señor Dios del Universo

Seguía sentándome en el último banco.
Asi fué como con renovado vigor me sumí en el estudio de la Iglesia

Asi encontré que los primeros obispos,
habían hecho el mismo descubrimiento
que yo estaba haciendo cada mañana.

Consideraban el Apocalipsis como clave de la liturgia,
y la liturgia, la clave del Apocalipsis.

Cinco años después, el mismo autor
-ya convertido al catolicismo- comenta:

Ir Misa es ir al cielo,
donde Dios mismo enjugará toda lágrima
(Apoc 21, 3-4).

Ir a Misa es renovar nuestra Alianza con Dios,
es estar presente en el banquete de bodas...
porque la Misa es la cena nupcial del Cordero.

Ir a Misa es recibir la plenitud de la gracia,
es recibir la vida misma que nos entrega Cristo
desde el Calvario

Ningún poder de la tierra puede darnos más
de lo que recibimos en Misa.

Tenemos que ir a Misa con mente y corazón abiertos
a la verdad que se nos presenta.

En cada Misa, Dios renueva su Alianza con cada uno de nosotros.

Scott Hahn, autor de un libro titulado: “La cena del Cordero”


[i]