DOCTRINA CATOLICA BIBLICA
En mi tristeza,Madre.
Fuiste llamada Madre
cuando no lo sabías
Madre del Ser
del que eras hija,
humilde Reina.
Hoy no te llaman Madre tus hijos
pues aun siendo hijos tuyos
ya no saben rezar
ni ceñirse cadenas en torno a los ojos
pues les cortó la lengua aquel severo.
Llevas corona de callados rezos
y aprietas un rosario de votos secretos.
Si abres las manos tan lastimadas
ante aquel Gólgota, y ante tu Hijo,
salen de ellas, tus bendiciones
Recoges, invisible, otra corona
de plegarias de los pobres y de los mudos
y de aquellos que hoy no saben rezar
Conoces El Espíritu de Amor que une
y sabes cuánto entrega El Padre por El Hijo
y qué triste es ser Madre repudiada.
Si dicen estos hijos:
“yo no tengo Madre
pues no te reconozco ”
alguien lo dijo desde otro tiempo
en otro tono y sin mirarte
eran extraños y no eran hijos
y no hubo en ellos nada de amor.
Tú sabes perdonar sin decir nada
y tu herida es tan grande
que ya nada podría hacer que empeorarse
nada, al menos, que venga de tus hijos.
Hoy se sienten tus hijos fatigados y viejos
y se ven todos huérfanos en sueños.
pero tan sólo en sueños, dulce Reina,
sueños que puedes inundar de flores.
Da una a cada uno,
duerma donde duerma:
que entiendan antes de despertar y recen,
y que abran de nuevo sus ojos
Pues con sus ojos llenos de Dios
mirarán hoy, confortados tus hijos.
Alzarán rezos con la misma voz
y volverán a tu Hijo y al amor de Cristo
que harán que el cielo
se ilumine el día.
Paz y amor en la tierra
nunca son huérfanos,
en el dolor tus hijos.
Hoy, Reina humilde,
ruega por quien te ruega.
Profecías de Juan XXIII
DOCTRINA CATOLICA BIBLICA
Luis Vela. 1976
En mi tristeza,Madre.
Fuiste llamada Madre
cuando no lo sabías
Madre del Ser
del que eras hija,
humilde Reina.
Hoy no te llaman Madre tus hijos
pues aun siendo hijos tuyos
ya no saben rezar
ni ceñirse cadenas en torno a los ojos
pues les cortó la lengua aquel severo.
Llevas corona de callados rezos
y aprietas un rosario de votos secretos.
Si abres las manos tan lastimadas
ante aquel Gólgota, y ante tu Hijo,
salen de ellas, tus bendiciones
Recoges, invisible, otra corona
de plegarias de los pobres y de los mudos
y de aquellos que hoy no saben rezar
Conoces El Espíritu de Amor que une
y sabes cuánto entrega El Padre por El Hijo
y qué triste es ser Madre repudiada.
Si dicen estos hijos:
“yo no tengo Madre
pues no te reconozco ”
alguien lo dijo desde otro tiempo
en otro tono y sin mirarte
eran extraños y no eran hijos
y no hubo en ellos nada de amor.
Tú sabes perdonar sin decir nada
y tu herida es tan grande
que ya nada podría hacer que empeorarse
nada, al menos, que venga de tus hijos.
Hoy se sienten tus hijos fatigados y viejos
y se ven todos huérfanos en sueños.
pero tan sólo en sueños, dulce Reina,
sueños que puedes inundar de flores.
Da una a cada uno,
duerma donde duerma:
que entiendan antes de despertar y recen,
y que abran de nuevo sus ojos
Pues con sus ojos llenos de Dios
mirarán hoy, confortados tus hijos.
Alzarán rezos con la misma voz
y volverán a tu Hijo y al amor de Cristo
que harán que el cielo
se ilumine el día.
Paz y amor en la tierra
nunca son huérfanos,
en el dolor tus hijos.
Hoy, Reina humilde,
ruega por quien te ruega.
Profecías de Juan XXIII
DOCTRINA CATOLICA BIBLICA
Luis Vela. 1976