Dos hombres subieron al templo a orar:
uno era fariseo, y el otro publicano.
El fariseo, puesto en pie,
oraba consigo mismo de esta manera:
Dios, te doy gracias
porque no soy como los otros hombres,
ladrones, injustos, adúlteros,
ni aun como este publicano;
ayuno dos veces a la semana,
y doy diezmos de todo lo que gano.
Mas el publicano, estando lejos,
no quería ni aun alzar los ojos al cielo,
sino que se golpeaba el pecho, diciendo:
Dios Mio, sé propicio a mí,
porque soy un pecador.
Os digo que éste descendió a su casa justificado
antes que el otro;
porque cualquiera que se enaltece,
será humillado;
y el que se humilla
será enaltecido.
Lucas 18,10-14
uno era fariseo, y el otro publicano.
El fariseo, puesto en pie,
oraba consigo mismo de esta manera:
Dios, te doy gracias
porque no soy como los otros hombres,
ladrones, injustos, adúlteros,
ni aun como este publicano;
ayuno dos veces a la semana,
y doy diezmos de todo lo que gano.
Mas el publicano, estando lejos,
no quería ni aun alzar los ojos al cielo,
sino que se golpeaba el pecho, diciendo:
Dios Mio, sé propicio a mí,
porque soy un pecador.
Os digo que éste descendió a su casa justificado
antes que el otro;
porque cualquiera que se enaltece,
será humillado;
y el que se humilla
será enaltecido.
Lucas 18,10-14
Última edición por Vela el Mar Abr 23, 2013 11:23 am, editado 1 vez