Buena es la sal;
mas si la sal se hace insípida,
¿con qué la sazonaréis?
Tened sal en vosotros mismos;
y tened paz
los unos con los otros.
Marcos 9,50
Vosotros sois la sal de la tierra;
pero si la sal se desvaneciere,
¿con qué será salada?
No sirve más para nada,
sino para ser echada fuera
y hollada por los hombres.
Mateo 5,13
Vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio,
nación santa,
pueblo adquirido por Dios,
para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó
de las tinieblas a su luz admirable;
1a Pedro 2,9
Si, pues, habéis resucitado con Cristo,
buscad las cosas de arriba,
donde está Cristo sentado a la diestra de Dios.
Poned la mira en las cosas de arriba,
no en las de la tierra.
Porque habéis muerto,
y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios.
Cuando Cristo, vuestra vida, se manifieste,
entonces vosotros también seréis manifestados con él en gloria.
Haced morir, pues, lo terrenal en vosotros:
fornicación, impureza, pasiones desordenadas,
malos deseos y avaricia, que es idolatría;
cosas por las cuales la ira de Dios
viene sobre los hijos de desobediencia,
en las cuales vosotros también anduvisteis en otro tiempo
cuando vivíais en ellas.
Ahora dejad también vosotros todas estas cosas:
ira, enojo, malicia, blasfemia,
y que no salgan palabras deshonestas de vuestra boca.
No os mintáis los unos a los otros,
habiéndoos despojado del viejo hombre con sus hechos,
y revestido del nuevo,
el cual conforme a la imagen del que lo creó
se va renovando hasta el conocimiento pleno
Colosenses 3,1-10
Vestíos, pues,
como escogidos de Dios,
santos y amados,
de entrañable misericordia,
de benignidad,
de humildad,
de mansedumbre,
de paciencia;
soportándoos unos a otros,
y perdonándoos unos a otros
si alguno tuviere queja contra otro.
De la manera que Cristo os perdonó,
así también hacedlo vosotros.
Y sobre todas estas cosas vestíos de amor,
que es el vínculo perfecto.
Y la paz de Dios gobierne en vuestros corazones,
a la que asimismo fuisteis llamados en un solo cuerpo;
sean pues agradecidos.
La palabra de Cristo more en abundancia en vosotros,
enseñándoos y exhortándoos unos a otros en toda sabiduría,
cantando con gracia en vuestros corazones al Señor
con salmos e himnos y cánticos espirituales.
Y todo lo que hacéis,
sea de palabra o de hecho,
hacedlo todo
en el nombre del Señor Jesús,
dando gracias a Dios Padre
por medio de él.
Colosenses 3,11-17
Obedeced a vuestros pastores,
y sujetaos a ellos;
porque ellos velan por vuestras almas,
como quienes han de dar cuenta;
para que lo hagan con alegría,
y no quejándose,
porque esto no os es provechoso
Hebreos 13,17
Yo he venido para que tengan vida,
y para que la tengan en abundancia.
Juan 10.10
Por esto digo y requiero en el Señor:
que ya no andéis como los gentiles,
que andan en la vanidad de su mente,
teniendo el entendimiento entenebrecido,
ajenos de la vida de Dios por la ignorancia que en ellos hay,
por la dureza de su corazón;
los cuales, después que perdieron toda sensibilidad,
se entregaron a la lascivia
para cometer con avidez toda clase de impureza.
Mas vosotros no habéis aprendido así a Cristo,
si en verdad le habéis oído,
y habéis sido por él enseñados,
conforme a la verdad que está en Jesús.
En cuanto a la pasada manera de vivir,
despojaos del viejo hombre,
que está viciado conforme a los deseos engañosos,
y renovaos en el espíritu de vuestra mente,
y vestíos del nuevo hombre,
creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad.
Por lo cual,
desechando la mentira,
hablad verdad cada uno con su prójimo;
porque somos miembros los unos de los otros.
Airaos, pero no pequéis;
no se ponga el sol sobre vuestro enojo,
ni deis lugar al diablo.
El que hurtaba, no hurte más,
sino trabaje, haciendo con sus manos lo que es bueno,
para que tenga qué compartir con el que padece necesidad.
Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca,
sino la que sea buena para la necesaria edificación,
a fin de dar gracia a los oyentes.
No contristéis al Espíritu Santo de Dios,
con el cual fuisteis sellados para el día de la redención
Aranquen de raìz toda amargura,
enojo, ira, gritería y maledicencia, y toda malicia.
Antes sed benignos unos con otros, y misericordiosos,
perdonándoos unos a otros,
como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo.
Efesios 4,17-32
Por esta causa,
doblo mis rodillas ante el Padre de nuestro Señor Jesucristo,
de quien toma nombre toda familia en los cielos y en la tierra,
para que os dé,
conforme a las riquezas de su gloria,
el ser fortalecidos con poder en el hombre interior por su Espíritu;
para que habite Cristo por la fe, en vuestros corazones,
a fin de que, arraigados y cimentados en amor,
seáis plenamente capaces de comprender con todos los santos
cuál sea la anchura, la longitud, la profundidad y la altura,
y de conocer el amor de Cristo,
que excede a todo conocimiento,
para que seáis llenos de toda la plenitud de Dios.
Y a Aquel que es poderoso para hacer todas las cosas
mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos,
según el poder que actúa en nosotros,
a él sea gloria en la iglesia en Cristo Jesús por todas las edades,
por los siglos de los siglos. Amén.
Efesios 3,14-21
mas si la sal se hace insípida,
¿con qué la sazonaréis?
Tened sal en vosotros mismos;
y tened paz
los unos con los otros.
Marcos 9,50
Vosotros sois la sal de la tierra;
pero si la sal se desvaneciere,
¿con qué será salada?
No sirve más para nada,
sino para ser echada fuera
y hollada por los hombres.
Mateo 5,13
Vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio,
nación santa,
pueblo adquirido por Dios,
para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó
de las tinieblas a su luz admirable;
1a Pedro 2,9
Si, pues, habéis resucitado con Cristo,
buscad las cosas de arriba,
donde está Cristo sentado a la diestra de Dios.
Poned la mira en las cosas de arriba,
no en las de la tierra.
Porque habéis muerto,
y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios.
Cuando Cristo, vuestra vida, se manifieste,
entonces vosotros también seréis manifestados con él en gloria.
Haced morir, pues, lo terrenal en vosotros:
fornicación, impureza, pasiones desordenadas,
malos deseos y avaricia, que es idolatría;
cosas por las cuales la ira de Dios
viene sobre los hijos de desobediencia,
en las cuales vosotros también anduvisteis en otro tiempo
cuando vivíais en ellas.
Ahora dejad también vosotros todas estas cosas:
ira, enojo, malicia, blasfemia,
y que no salgan palabras deshonestas de vuestra boca.
No os mintáis los unos a los otros,
habiéndoos despojado del viejo hombre con sus hechos,
y revestido del nuevo,
el cual conforme a la imagen del que lo creó
se va renovando hasta el conocimiento pleno
Colosenses 3,1-10
Vestíos, pues,
como escogidos de Dios,
santos y amados,
de entrañable misericordia,
de benignidad,
de humildad,
de mansedumbre,
de paciencia;
soportándoos unos a otros,
y perdonándoos unos a otros
si alguno tuviere queja contra otro.
De la manera que Cristo os perdonó,
así también hacedlo vosotros.
Y sobre todas estas cosas vestíos de amor,
que es el vínculo perfecto.
Y la paz de Dios gobierne en vuestros corazones,
a la que asimismo fuisteis llamados en un solo cuerpo;
sean pues agradecidos.
La palabra de Cristo more en abundancia en vosotros,
enseñándoos y exhortándoos unos a otros en toda sabiduría,
cantando con gracia en vuestros corazones al Señor
con salmos e himnos y cánticos espirituales.
Y todo lo que hacéis,
sea de palabra o de hecho,
hacedlo todo
en el nombre del Señor Jesús,
dando gracias a Dios Padre
por medio de él.
Colosenses 3,11-17
Obedeced a vuestros pastores,
y sujetaos a ellos;
porque ellos velan por vuestras almas,
como quienes han de dar cuenta;
para que lo hagan con alegría,
y no quejándose,
porque esto no os es provechoso
Hebreos 13,17
Yo he venido para que tengan vida,
y para que la tengan en abundancia.
Juan 10.10
Por esto digo y requiero en el Señor:
que ya no andéis como los gentiles,
que andan en la vanidad de su mente,
teniendo el entendimiento entenebrecido,
ajenos de la vida de Dios por la ignorancia que en ellos hay,
por la dureza de su corazón;
los cuales, después que perdieron toda sensibilidad,
se entregaron a la lascivia
para cometer con avidez toda clase de impureza.
Mas vosotros no habéis aprendido así a Cristo,
si en verdad le habéis oído,
y habéis sido por él enseñados,
conforme a la verdad que está en Jesús.
En cuanto a la pasada manera de vivir,
despojaos del viejo hombre,
que está viciado conforme a los deseos engañosos,
y renovaos en el espíritu de vuestra mente,
y vestíos del nuevo hombre,
creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad.
Por lo cual,
desechando la mentira,
hablad verdad cada uno con su prójimo;
porque somos miembros los unos de los otros.
Airaos, pero no pequéis;
no se ponga el sol sobre vuestro enojo,
ni deis lugar al diablo.
El que hurtaba, no hurte más,
sino trabaje, haciendo con sus manos lo que es bueno,
para que tenga qué compartir con el que padece necesidad.
Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca,
sino la que sea buena para la necesaria edificación,
a fin de dar gracia a los oyentes.
No contristéis al Espíritu Santo de Dios,
con el cual fuisteis sellados para el día de la redención
Aranquen de raìz toda amargura,
enojo, ira, gritería y maledicencia, y toda malicia.
Antes sed benignos unos con otros, y misericordiosos,
perdonándoos unos a otros,
como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo.
Efesios 4,17-32
Por esta causa,
doblo mis rodillas ante el Padre de nuestro Señor Jesucristo,
de quien toma nombre toda familia en los cielos y en la tierra,
para que os dé,
conforme a las riquezas de su gloria,
el ser fortalecidos con poder en el hombre interior por su Espíritu;
para que habite Cristo por la fe, en vuestros corazones,
a fin de que, arraigados y cimentados en amor,
seáis plenamente capaces de comprender con todos los santos
cuál sea la anchura, la longitud, la profundidad y la altura,
y de conocer el amor de Cristo,
que excede a todo conocimiento,
para que seáis llenos de toda la plenitud de Dios.
Y a Aquel que es poderoso para hacer todas las cosas
mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos,
según el poder que actúa en nosotros,
a él sea gloria en la iglesia en Cristo Jesús por todas las edades,
por los siglos de los siglos. Amén.
Efesios 3,14-21