Todas las cosas son puras para los puros,
mas para los corrompidos e incrédulos
nada les es puro;
pues hasta su mente y su conciencia están corrompidas.
Profesan conocer a Dios,
pero con los hechos lo niegan,
siendo abominables y rebeldes,
reprobados en cuanto a toda buena obra.
Pero tú habla lo que está de acuerdo con la sana doctrina.
Que los presbiteros sean sobrios, serios, prudentes,
sanos en la fe, en el amor, y en la paciencia.
Tito 1,5- 2,1
Exhorta asimismo a los jóvenes a que sean prudentes;
presentándote tú en todo como ejemplo de buenas obras;
en la enseñanza mostrando integridad y seriedad,
en palabra sana e irreprochable,
de modo que el adversario se avergüence,
y no tenga nada malo que decir de vosotros.
Exhorta a los siervos a que se sujeten a sus dirigentes,
que agraden en todo, que no sean respondones;
no defraudando, sino mostrándose fieles en todo,
para que en todo adornen la doctrina de Dios nuestro Salvador.
Porque la gracia de Dios se ha manifestado
para salvación a todos los hombres,
enseñándonos que,
renunciando a la impiedad y a los deseos mundanos,
vivamos en este siglo sobria, justa y piadosamente,
aguardando la esperanza bienaventurada
y la manifestación gloriosa
de Nuestro Gran Dios y Salvador Jesucristo,
quien se dio a sí mismo por nosotros
para redimirnos de toda iniquidad
y purificar para sí un pueblo propio, celoso de buenas obras.
Esto habla, y exhorta y reprende con toda autoridad.
Nadie te menosprecie.
Recuérdales que se sujeten a los gobernantes y autoridades,
que obedezcan, que estén dispuestos a toda buena obra.
Que a nadie difamen,
que no sean pendencieros, sino amables,
mostrando toda mansedumbre para con todos los hombres.
Porque nosotros también éramos en otro tiempo insensatos,
rebeldes, extraviados, esclavos de concupiscencias y deleites diversos,
viviendo en malicia y envidia,
aborrecibles, y aborreciéndonos unos a otros.
pero cuando se manifestó la bondad de Dios nuestro Salvador,
y su amor para con los hombres
nos salvó,
no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho,
sino por su misericordia,
por el lavamiento de la regeneración
y por la renovación en el Espíritu Santo,
el cual derramó en nosotros abundantemente
por Jesucristo nuestro Salvador,
para que justificados por su gracia,
viniésemos a ser herederos conforme a la esperanza de la vida eterna.
Palabra fiel es esta,
y en estas cosas quiero que insistas con firmeza,
para que los que creen en Dios
procuren ocuparse en buenas obras.
Estas cosas son buenas y útiles a los hombres.
Pero evita las cuestiones necias, y genealogías,
y contenciones, y discusiones acerca de la ley;
porque son vanas y sin provecho.
Al hombre que cause divisiones,
después de una y otra amonestación deséchalo,
sabiendo que el tal se ha pervertido,
y peca y está condenado por su propio juicio.
Tito 2,6 - 3,11
mas para los corrompidos e incrédulos
nada les es puro;
pues hasta su mente y su conciencia están corrompidas.
Profesan conocer a Dios,
pero con los hechos lo niegan,
siendo abominables y rebeldes,
reprobados en cuanto a toda buena obra.
Pero tú habla lo que está de acuerdo con la sana doctrina.
Que los presbiteros sean sobrios, serios, prudentes,
sanos en la fe, en el amor, y en la paciencia.
Tito 1,5- 2,1
Exhorta asimismo a los jóvenes a que sean prudentes;
presentándote tú en todo como ejemplo de buenas obras;
en la enseñanza mostrando integridad y seriedad,
en palabra sana e irreprochable,
de modo que el adversario se avergüence,
y no tenga nada malo que decir de vosotros.
Exhorta a los siervos a que se sujeten a sus dirigentes,
que agraden en todo, que no sean respondones;
no defraudando, sino mostrándose fieles en todo,
para que en todo adornen la doctrina de Dios nuestro Salvador.
Porque la gracia de Dios se ha manifestado
para salvación a todos los hombres,
enseñándonos que,
renunciando a la impiedad y a los deseos mundanos,
vivamos en este siglo sobria, justa y piadosamente,
aguardando la esperanza bienaventurada
y la manifestación gloriosa
de Nuestro Gran Dios y Salvador Jesucristo,
quien se dio a sí mismo por nosotros
para redimirnos de toda iniquidad
y purificar para sí un pueblo propio, celoso de buenas obras.
Esto habla, y exhorta y reprende con toda autoridad.
Nadie te menosprecie.
Recuérdales que se sujeten a los gobernantes y autoridades,
que obedezcan, que estén dispuestos a toda buena obra.
Que a nadie difamen,
que no sean pendencieros, sino amables,
mostrando toda mansedumbre para con todos los hombres.
Porque nosotros también éramos en otro tiempo insensatos,
rebeldes, extraviados, esclavos de concupiscencias y deleites diversos,
viviendo en malicia y envidia,
aborrecibles, y aborreciéndonos unos a otros.
pero cuando se manifestó la bondad de Dios nuestro Salvador,
y su amor para con los hombres
nos salvó,
no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho,
sino por su misericordia,
por el lavamiento de la regeneración
y por la renovación en el Espíritu Santo,
el cual derramó en nosotros abundantemente
por Jesucristo nuestro Salvador,
para que justificados por su gracia,
viniésemos a ser herederos conforme a la esperanza de la vida eterna.
Palabra fiel es esta,
y en estas cosas quiero que insistas con firmeza,
para que los que creen en Dios
procuren ocuparse en buenas obras.
Estas cosas son buenas y útiles a los hombres.
Pero evita las cuestiones necias, y genealogías,
y contenciones, y discusiones acerca de la ley;
porque son vanas y sin provecho.
Al hombre que cause divisiones,
después de una y otra amonestación deséchalo,
sabiendo que el tal se ha pervertido,
y peca y está condenado por su propio juicio.
Tito 2,6 - 3,11